El calvario de ser docente interino

ppo37

El calvario de ser docente interino

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¿DÓNDE ME HE METIDO?
El calvario de ser docente interino

Reconozco que nunca había imaginado (y en este caso no es una frase hecha) que el calificativo interino aplicado a maestro o profesor conllevase, no ya las connotaciones, sino la realidad intrínseca que comporta. Llega un punto en el que esta realidad, este ser que te caracteriza, se convierte en algo insufrible.
Ni se me había pasado por la cabeza siendo estudiante, cuando uno se ilusiona con su futuro profesional, que ser docente comportase pasar en un alto porcentaje (aun aprobando la oposición) por el calvario de ser interino. Calvario sí, no exagero ni lo más mínimo. Un particular viacrucis que lleva a que una persona llegue hasta el punto de plantearse seriamente su profesión.
Ser maestro o profesor interino es hoy en día uno de los más vivos ejemplos de la temporalidad y precariedad laboral, porque implica (dependiendo de la posición en una lista) estar continuamente de aquí para allá, en una especie de tiovivo profesional: un curso escolar en un Centro, al otro en el de más allá, al siguiente en otro,…, y así sucesivamente. O en un mismo curso en cuatro o cinco Centros distintos. Da igual que te hayas comprometido con tal o cual proyecto formativo o educativo, porque puede que al curso siguiente no estés en ese colegio o instituto. Pero, todavía hay más: un curso a media jornada, al siguiente a dos tercios y al otro, a un tercio, si tienes suerte. Con razón el sobrenombre de temporero de la educación le viene al docente interino que ni pintado.
Pero el colmo de la injusticia llega cuando hay que elegir vacante para el siguiente curso escolar: alguno, en julio (y por lo que pueda pasar en septiembre), coge un tercio de jornada en Villarriba de la Cuesta, a 80 km de su residencia y en septiembre, mes en el que salen más vacantes y sustituciones, sale una jornada completa (previsible y conocida ya en julio) en la puerta de su casa, siendo cogida por alguien que está detrás en la lista de interinos. Increíble, pero cierto.
A todo este tinglado hay que sumar el hecho de que en algunos institutos (los menos, la verdad) parece que al profesor interino le tienen vetado los cursos superiores de bachillerato, reservados para los profesores de pata negra que llevan veinte años impartiendo las mismas materias en los mismos cursos. Así que, a veces, se deja para el interino aquellos grupos que nadie quiere o en los que resulta más difícil impartir clase por el perfil de los componentes del grupo o por la impartición de materias no afines con su especialidad.
Este triste suma y sigue aumenta todavía más en época de crisis y de recortes drásticos en educación, como los pasados en años anteriores. Los primeros que los sufren, los docentes interinos (quizá por ser los más débiles de cara a la Administración): intento de establecer contratos quinquenales para evitar pagar las vacaciones de Navidad y Semana Santa, multiplicación de las jornadas a tiempo parcial, reducciones de plantilla, pérdida de las retribuciones en los meses de verano,… Han hecho con los interinos lo que han querido y los recortes se han cebado, de manera principal y casi exclusiva, con nosotros. Nos hemos sentido atacados, insultados, menospreciados y ninguneados. Personalmente, no había tenido la sensación de sentirme tratado como un cacharro de usar y tirar hasta que no he sido interino.
¿La solución a esta situación tan triste y caótica desde el punto de vista personal y profesional? Sacar plaza en las oposiciones, siempre y cuando se convoquen con criterio. Sí, con criterio, porque esto de las oposiciones es otro de aquellos aspectos que también clama al cielo. Unas veces, la Administración se mantiene meses y meses en la duda de si convocará o no, decidiendo despejarla en el mes de enero o febrero, siendo los exámenes en junio. Esto suma todavía más desesperación, nerviosismo y crispación entre los interinos.
En otras ocasiones (en el menos malo de los casos), se convocan procedimientos selectivos para cubrir tres plazas, obligando a la amplia marea de interinos a presentarse, volver a dedicar horas y horas al estudio, aun sabiendo que lo más probable es que no consigan salir de su situación actual. Es comprensible que el nivel de hartazgo y de cansancio físico, psíquico y emocional llegue en los docentes interinos a límites extremos.
Un sistema, este de las oposiciones docentes, que implica presentarse y examinarse continuamente de lo que ya se ha aprobado. Un sistema que se caracteriza por su total subjetividad y su incapacidad para medir, en varios aspectos, si la persona que oposita es válida para la función docente. Un sistema, al que los opositores se presentan (en algunas Comunidades) a ciegas, sin conocer los criterios de calificación de las distintas pruebas. Eso sí, la administración educativa bien exige darlos a conocer al alumnado al comienzo del curso escolar. En fin, ¡qué sabio el refranero español!: “Consejos vendo…”
Un sistema en el que parece que se ha extendido entre los distintos tribunales el violento e injusto criterio de que si te sabes el tema de pe a pa y con todos sus puntos, no vas a pasar de la calificación de cinco o seis. Un sistema cuyo principal objetivo parece que es tirar a cuanta más gente mejor y así acabar cuanto antes. Prácticos imposibles que, a priori, los propios miembros del tribunal reconocen que no sabrían resolver y que nada o bien poco tienen que ver con lo que un futuro docente impartirá en sus clases. Ahí tenemos los ejemplos de las oposiciones de Secundaria en Geografía e Historia en Aragón 2014 y La Rioja 2015.
Con semejante panorama, permítanme que me encrespe todavía más si encima me da por pensar en la selección del profesorado en muchos colegios concertados (pagados con dinero público), es decir, el enchufismo y la elección a dedo. La pura contradicción de la educación que se está intentando impartir, pues este sistema supone un atentado contra valores que se imparten a los alumnos como la igualdad de oportunidades o la igualdad de mérito y capacidad. Pero, esto ya sería para tratarlo en otro artículo. En fin, que me hierve la sangre.
mazingerZ
#4 Coco
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Re: El calvario de ser docente interino

Mensaje sin leer por mazingerZ »

Hola interino, te hablo de interino a interino: Totalmente de acuerdo contigo. Es una pena la verdad. De todas formas siempre queda la empresa privada. Y he estado 15 años en ella y prefiero esta m... de interinidad, la verdad.
Un saludo y fuerza.
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